A sus 60 años, Marta vive a plenitud, tranquila, libre y con tiempo para descansar. Sin embargo, el destino le jugará una mala pasada, pues la muerte de su hijo y nuera en un accidente automovilístico hace que sus planes cambien. Tendrá que empezar a trabajar como asistenta social en un hospital del estado para sacar adelante a sus nietos huérfanos: Luisa y Santiago. Será la encargada de dar el cariño y apoyo que ellos necesitan. Marta, también, se enfrentará a los más diversos casos en el trabajo, mientras que en su hogar luchará con los nuevos retos que le plantean los jóvenes cada día.
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